Cómo meterse en un jardín y salir con una marca
De la mano de un cliente cálido y amable como Pepe Bernabé, uno se mete en un jardín con la sonrisa de un niño.
Y así fue como afrontamos el branding para este arborista: agitados por esa inocencia y emoción con las que jugábamos en aquellos jardines que convertimos en lugares mágicos de nuestra infancia.
Con esos copies amables que acarician el alma, como solo pueden hacerlo los últimos rayos de sol sobre nuestra piel en un verano que se va.
Con ese verde vegetal, intenso y profundo, que casi parece querer echar raíces sobre el papel.
El resultado es una marca de alma salvaje y silvestre pero a la vez cercana y elegante, que nos seduce con esa belleza que la naturaleza solo nos muestra cuando es respetada y cuidada.