Ser un rollo o ser Rollo, esa es la cuestión.

Ay, el mundo de la consultoría inmobiliaria… menudo rollo. Es escuchar esas dos palabras y a uno se le cierran los ojitos como viendo una etapa en llano del Tour de Francia.

Desde que nuestros amigos de Rollo entraron por la puerta lo tuvimos claro y quisimos hacer lo imposible: dar a luz una marca honesta pero fresca, poderosa pero empática, sencilla pero divertida.

Y todo ese flow se vertebró sobre un branding, copy y web con los que pudimos transmitir esa sensación del ciclista que gana una etapa de montaña y corona ese puerto llamado «encontrar por fin la casa que tanto buscaba».

Y al descubrir esa sensación descubrimos que este trabajo no solo transformó a nuestro cliente, sino que nos transformó a nosotros, haciéndonos entender que no hay negocios más o menos aburridos, sino marcas más o menos valientes.

Y al descubrir esa sensación descubrimos que este trabajo no solo transformó a nuestro cliente, sino que nos transformó a nosotros, haciéndonos entender que no hay negocios más o menos aburridos, sino marcas más o menos valientes.